Odio.

Dudas que atacan de imprevisto, como un puñal en la espalda.
Dudas que llegan de la nada, sin importarles tu destrucción.
De un momento a otro te odio como nunca,
mas al instante comprendo que lo que odio no es a vos,
si no a todo lo que te rodea y te incumbe.
Odio aquellas cosas que a cada momento me hacen pensarte,
odio a esas personas que están a tu lado y no se percatan de ello,
lo que daría por siquiera ser una sombra y seguir tus pasos.
Odio esa forma en la que me conocés a cada detalle,
y también esa facilidad que tienen tus palabras de susceptibilizarme.
Odio esta distancia que nos hiere cada día con mayor potencia,
y a aquellos que no entienden el valor de un abrazo.
Odio sencillamente no estar a tu lado,
y sufrir a cada palabra mal dicha, a cada momento inoportuno.

Sulfúrico*